Yo creo en el patriotismo, en la justicia social, en la creatividad, en la participación, en el servicio, en lo que mira más allá de las fronteras de los hombres varados, cínicos, fríos, con ojos de granito.
Yo creo en el amplio país donde caben los homosexuales y los católicos y las madres solteras y la laicidad pública y los que creen en Dios y los que dudan de su existencia.
A ratos, triste país donde la cobardía y el crimen son pan diario y a pesar de eso lo quiero.
México negro, colérico, cruel y a la vez tibio, dulce, valiente porque en sus calles viven hombres y mujeres de buena voluntad.
Yo creo en México. Porque debajo de los ojos de fuego y los chorros de insultos y la brutal tarea de pisar mariposas y sombras y cadáveres, hay lo que nos pertenece.
Lo que vierte alegría y hace florecer júbilos.
Las limpias decisiones de tantos mexicanos que saltan, paralizando el ruido mediocre de las calles, dando voces de alerta.
De esperanza. Voces para pelear contra el miedo, la corrupción, la impunidad, el abuso, el ejercicio arbitrario del poder.
Te declaro mi amor, magnífico país. Ojalá muchos más lo hagan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario