El ave Fenix cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.
LA PRIMERA

LA PRIMERA SIEMPRE SERA LA PRIMERA
jueves, 26 de mayo de 2011
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política, ideas: Algunas columnas 24 de mayo y más de Michael Chama...: "Sería el colmo Excélsior David Páramo 2011-05-24 00:00:00 Tómelo con las debidas reservas, puesto que prácticamente todos los indicios se..."
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