El ave Fenix cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.
LA PRIMERA

LA PRIMERA SIEMPRE SERA LA PRIMERA
jueves, 13 de enero de 2011
DENISE DRESSER
Yo creo en el patriotismo, en la justicia social, en la creatividad, en la participación, en el servicio, en lo que mira más allá de las fronteras de los hombres varados, cínicos, fríos, con ojos de granito.
Yo creo en el amplio país donde caben los homosexuales y los católicos y las madres solteras y la laicidad pública y los que creen en Dios y los que dudan de su existencia.
A ratos, triste país donde la cobardía y el crimen son pan diario y a pesar de eso lo quiero.
México negro, colérico, cruel y a la vez tibio, dulce, valiente porque en sus calles viven hombres y mujeres de buena voluntad.
Yo creo en México. Porque debajo de los ojos de fuego y los chorros de insultos y la brutal tarea de pisar mariposas y sombras y cadáveres, hay lo que nos pertenece.
Lo que vierte alegría y hace florecer júbilos.
Las limpias decisiones de tantos mexicanos que saltan, paralizando el ruido mediocre de las calles, dando voces de alerta.
De esperanza. Voces para pelear contra el miedo, la corrupción, la impunidad, el abuso, el ejercicio arbitrario del poder.
Te declaro mi amor, magnífico país. Ojalá muchos más lo hagan.
Yo creo en el amplio país donde caben los homosexuales y los católicos y las madres solteras y la laicidad pública y los que creen en Dios y los que dudan de su existencia.
A ratos, triste país donde la cobardía y el crimen son pan diario y a pesar de eso lo quiero.
México negro, colérico, cruel y a la vez tibio, dulce, valiente porque en sus calles viven hombres y mujeres de buena voluntad.
Yo creo en México. Porque debajo de los ojos de fuego y los chorros de insultos y la brutal tarea de pisar mariposas y sombras y cadáveres, hay lo que nos pertenece.
Lo que vierte alegría y hace florecer júbilos.
Las limpias decisiones de tantos mexicanos que saltan, paralizando el ruido mediocre de las calles, dando voces de alerta.
De esperanza. Voces para pelear contra el miedo, la corrupción, la impunidad, el abuso, el ejercicio arbitrario del poder.
Te declaro mi amor, magnífico país. Ojalá muchos más lo hagan.
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