Rescatando a Mexicana

En Privado

Joaquín López-Dóriga

Finalmente, todo el amor tiene su parte de lágrimas. Florestán

Las dos compañías aéreas nacionales, Mexicana de Aviación y Aeroméxico, han sido rescatadas por el gobierno una y otra vez.

Y a cada rescate con dineros públicos, en aquel ejercicio de socializar las pérdidas de sus dueños, siguió un círculo perverso de saneamiento-venta-quiebra-rescate-saneamiento-venta-quiebra-rescate, hasta llegar al punto donde todo parecía haberse estabilizado. Aeroméxico fue adquirida por un grupo de inversionistas identificados con el Banco Nacional de México, dejando la operación en manos de un operador calificado, Andrés Conesa, y Mexicana a Gastón Azcárraga, de grupo Posadas.

A los pocos meses una se diferenció de otra por la operación de negocio: Aeroméxico comenzó a consolidarse y Mexicana a deteriorarse, adquiriendo enormes deudas fiscales, laborales y financieras, hasta que Gastón Azcárraga se deshizo de ella vía una Tenedora K que trató de hacer un negocio de esos que se hacen en México, pero el gobierno rechazó asumir los pasivos y dejarle las utilidades.

Al revisar sus estados financieros, el fisco confirmó el desastre: Mexicana fue exprimida hasta el último peso, sólo por la vía penal tiene procesos fiscales por 800 millones de pesos, más otros que no han entrado a esa cuerda; además, hay otros impuestos retenidos y no enterados, al igual que cuotas sindicales, igualmente retenidas y no entregadas.

De otra dimensión, pero no menos grave es el adeudo con hoteleros por 120 millones de pesos, con el agravante de que Posadas se cobró todo, excluyendo a los demás acreedores, más los que tiene con ASSA.

Sus pasivos superan los tres mil millones de pesos, lo que la hace inviable.

En estos días veremos la acción penal contra sus ex dueños, que se acabaron una línea aérea en menos de dos años, y la irremediable quiebra, si no la compra un ¿valiente?


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