El ave Fenix cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.
LA PRIMERA

LA PRIMERA SIEMPRE SERA LA PRIMERA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
que c h i n g e asu madre lizeht clavel y arriba el sntttass ... no se te hizo llevarte tu mochada con pc capital pe rr a d e s g r a c iada
ResponderEliminarvendida tu mejor postor se te echo att. miguel angel yudico
Amig@ Anonim@ si pudieras redactar tu comentario de otra forma lo publico con mucho gusto, aunque este espacio esta abierto para todos los comentarios, te suplico comprendas el por que te pido que lo hagas de diferente manera, opinamos lo mismo.
ResponderEliminarMuchas Gracias